Por Diego Villa
Caballero.
"Ahí yace, contemplando el cielo de la medianoche,
sobre el nublado pico de la montaña.
Abajo las tierras lejanas se ven temblorosas;
su horror y su belleza son divinos.
Sobre sus párpados y labios parece yacer cual sombra la hermosura,
donde brillan ardientes y lívidos,
luchando en lo hondo, los tormentos de la angustia y la muerte"
Percy Bysshe Shelley - Sobre la Medusa de Da Vinci en la galería florentina (1819).
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Medusa con la cabeza de Perseo - Luciano Garbati (2008) Detalle |
La gorgona Medusa conforma la imagen del que puede ser el monstruo femenino más
famoso, poderoso, temido y a la vez venerado de las culturas griega y romana. La
versión más conocida y tradicional del mito se encuentra registrada en La Biblioteca Mitológica de Apolodoro y presenta a Perseo hijo
de Zeus como su enemigo y a los dioses Atenea y Hermes como patrocinadores y
auxiliadores de este. Aquí se relata cómo el héroe debe emprender una dura travesía
por la cabeza de Medusa al ser esta exigida como regalo o tributo por el rey
Polidectes en un ardid fraguado por el rey para deshacerse de él y poder unirse
a la madre de este, Dánae. A su regreso Perseo después de ayudarse de algunos
objetos divinos para obtener la preciada cabeza, rescata a Andrómeda y usa la
mirada de la Gorgona para petrificar a sus rivales y enemigos, incluido
Polidectes, y posteriormente le ofrece la cabeza a Atenea.
El nombre Medusa significa guardiana o protectora y en otras
versiones aparece como un personaje histórico, para Pausanias se trataba de una legendaria reina guerrera libia de gran astucia; por su parte académicos y autores como Jane Harrison
y Robert Graves afirmaron que podría
vincularse con la personificación de una antigua deidad prehelénica, remanente de los cultos de antiguas
diosas de la tierra adoradas por los pueblos originarios de la región del
mediterráneo oriental (incluida la Grecia continental) antes de la
llegada de los aqueos, dorios y demás pueblos indoeuropeos al área.
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Perseo y Medusa (Grecia) Siglo IV. A.C |
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Medusa (Grecia) Siglo V. A.C
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El acto de vencer a Medusa y sus motivaciones han sido leídas
erróneamente por el feminismo como un capitulo mas del premeditado y malévolo plan que por siglos los hombres han ejecutado contra las mujeres para instaurar la opresión del
conocido patriarcado, término usado de forma irreflexiva y obsesiva por feministas y la retórica académica para dar una explicación simplista de la
totalidad de las dificultades y tensiones que pueda experimentar una mujer en
todas las dimensiones de su vida. Sin embargo el mito debe leerse como una alegoría de una
experiencia más profunda y compleja; en un nivel simbólico Medusa aparece como
la figura que condensa todos los inmensos poderes destructivos de la
naturaleza, su carácter serpentino, las duales propiedades de su
sangre y el poder de su mirada pétrea son prueba de ello y desde tiempos
remotos los humanos (especialmente los varones) han advertido que sin un
recurso defensivo contra las fuerzas naturales (tanto atmosféricas como
biológicas) la perpetuidad de la especie no estaba garantizada. Todos los
hombres, también Perseo, han sabido que deben encontrar la manera de rebelarse
heroicamente contra la naturaleza y controlarla para que la vida humana pueda
prosperar y perdurar en el tiempo.
En ese sentido es deber del ser humano usar una estratégica
combinación de fuerza, agilidad, inteligencia y valentía para ganar el control
de los poderes de la naturaleza y ordenarlos para que operen a su favor ya que
de no hacerlo la humanidad, en su innata fragilidad física, estaría siempre a
merced de estos; además es una acción que debe repetirse constantemente, se
observa que este tipo de mitos cuyo tema central es la pugna entre el orden
civilizador y el caos del mundo natural se replica una y otra vez en diferentes
tiempos y culturas.
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Cabeza de Medusa - Rubens (1618) |
Por
todo lo anterior la existencia Medusa ha sido de gran importancia tanto en la
literatura como en las artes del mundo occidental y su imagen posee un halo de
misterio que se ha explorado desde los tiempos antiguos hasta la actualidad. Su
figura es reconocida instantáneamente en occidente y ha sido trabajada e
interpretada desde múltiples disciplinas del saber. Algunos de los más destacados autores (Homero, Dante, Petrarca, Shakespeare, Goethe, Shelley, Nietzsche, Plath) y artistas (Caravaggio, Cellini, Bernini, Rubens, Böcklin, Burne-Jones)
han invocado, cantado y plasmado su historia para la posteridad. El magnetismo
que tiene como símbolo es tal que incluso se ha filtrado a los
dominios de la cultura popular (el logo de Versace).
Una de las
representaciones contemporáneas del tema en nuestro continente es la obra En Bandeja de las artistas colombianas Mariana Dicker y Maria Pia Mosquera expuesta en noviembre del 2010 en La Alianza Colombo Francesa de Bogotá,
en ella se aborda y se cuestiona el rol desempeñado de la mujer en el arte y la
figura de la cabeza es usada como escena central de un banquete, la obra invita
a realizar una reflexión sobre cómo se ha percibido la mujer en diversos
contextos del arte pero se abstiene prudentemente de realizar catarsis de traumas y complejidades psicológicas personales; tampoco invita a iniciar una revuelta violenta y sin sentido contra la contraparte masculina, sin
embargo la escultura Medusa con la cabeza
de Perseo de 2008 del artista italo-argentino Luciano Garbati si ha tenido como eje central un insidioso e innecesario llamado
a las armas contra la totalidad los hombres.
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En Bandeja - Mariana Dicker, Maria Pia Mosquera (2010) |
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Medusa con la cabeza de Perseo - Luciano Garbati (2008)
Considero un hecho que los aciertos y el éxito artístico de una obra de
arte pueden corroerse y opacarse cuando con o sin intención la retórica
política entra en escena para pretender darle mayor impacto a una pieza y este es el caso de la
Medusa de Garbati, la escultura ha sido ha sido redescubierta hace poco menos de un
mes y fue alabada extáticamente por numerosas feministas e “influencers” en diversas
redes sociales, en poco tiempo este trabajo avivó rápidamente una de los mensajes claves del femismo, el odio ciego al hombre y la consecuente celebración del asalto al concepto de
masculinidad. Incluso varios medios de comunicación lanzaron el siguiente
titular: “The story behind the Medusa statue that has become the perfect avatar
for women’s rage” o “La historia detrás de la estatua de Medusa que se ha
convertido en el perfecto avatar para la ira de las mujeres”.
Algunos ejemplos de lo acontecido en las redes Instagram y Twitter.
Ahora
si nos alejamos de la algarabía mediática y analizamos estrictamente la obra en
su simbología lo primero que salta a la vista es la inversión total del mito,
Medusa aparece con un cuerpo regio y altivo como el de una atleta estilizada,
la espalda cuadrada, sus pechos no son pequeños pero tampoco generosos, su
rostro es sobrio en extremo y no transmite mucha emocionalidad. Se presenta
como una mujer masculinizada más parecida a su enemiga Atenea, desaparecen
todos sus aspectos originales y propios que la hacen temible y que al mismo
tiempo le confieren poder: los ojos expresivos y repletos de poder telúrico, un
cuerpo robusto, una gestualidad exagerada, lengua, alas, garras y colmillos desproporcionados
y mortíferos, en otras palabras la imagen perfecta de la madre naturaleza como
la máxima depredadora.
Esta
atlética Medusa sostiene en una mano una espada, un artefacto humano y
masculino, aquí ella renuncia a usar sus fantásticas habilidades naturales y prefiere los medios que usaría su odiado adversario ¡Qué ironía! En la otra
lleva la cabeza de Perseo pero la cabeza de este posee una diferencia notoria
con la de la Gorgona y es que se trata de una cabeza inerte que no posee vida
ni poder después de ser cercenada. A diferencia de la suya la del héroe es una
cabeza que ya no tendrá valor ni servirá como arma.
La
cabeza configura el conjunto de las facultades intelectuales y perceptivas del
ser humano, pero Medusa no es humana, es un espíritu primordial, un ser
sobrenatural, la embajadora de un mundo arcano y antiquísimo. Su cabeza no es
portadora del intelecto sistemático que se eleva por encima de sus
posibilidades, ni de una identidad individual diferenciada; sino que gobierna las fuerzas
descomunales del instinto y la intuición que navegan en las profundas aguas del
inconsciente colectivo, recuerdo de un tiempo prehistórico en el que el ser
humano estaba sometido por la naturaleza sin poder oponer resistencia a esta.
Por eso, aunque cercenada, la cabeza de Medusa no perece nunca y sus facultades continúan en
actividad, ella es el persistente y eterno ciclo de creación y destrucción en el que se mueve toda la
materia. En el mito y en el arte a
Medusa se le decapita y se le conquista pero en la lectura que las feministas
le dan a la escultura de Garbati a Perseo se le asesina, para qué luego se
pudra, desaparezca y nunca más sea, es el injusto destino que algunas mujeres
que claman para todos los hombres.
Considero
que desde el punto de vista de la técnica la obra posee cualidades para
sobresalir sin la propaganda política que se le ha añadido, al ver esta Medusa
es claro que se trata de un artista experimentado que tiene conocimientos
importantes de técnicas escultóricas y de anatomía, además el manejo de la
proporción es formidable, aunque la intensidad expresiva podría estar mejor
lograda. Potencialmente la pieza tiene todo para no dejar indiferente al
observador, pero entonces emerge la pregunta, ¿La obra está llamando la
atención por sus propios méritos o el crédito es atribuible al discurso ideológico
que se le ha inyectado? Yo me atrevería a tomar la segunda opción.
En algunos medios Garbati dijo lo siguiente: “Estaba pensando en Perseo,
este hombre con todos sus artilugios, yendo allá y tendiendo su victoria. Esta
diferencia entre una victoria masculina y una femenina, fue central para mi
trabajo. En las representaciones Perseo siempre está mostrando el hecho de que
ganó, mostrando la cabeza, si miras a mi Medusa, ella tiene determinación, ella
tuvo que hacer lo que hizo porque se estaba defendiendo. Es un momento bastante
trágico”. Así el artista manifiesta un deseo de hacer justicia y corregir un
acto de crueldad que no ha sido reparado en toda la historia del arte, ¡craso
error!, una de las lecciones más importantes que Baudelaire nos enseñó es que ni el arte ni el artista tienen la
obligación moral de reivindicar las causas políticas o las luchas sociales. Al
hacerlo se anula el carácter trascendente y diáfano de las obras, estas dejan
de ser arte y se convierten en vulgar propaganda para las masas hambrientas de
artificios que validen los dogmas que pasivamente han asimilado sin haberlos
pasado antes por el tamiz de un análisis racional. Al final lo que hizo el
artista terminó siendo la autorización formal para que terceros tomaran la
obra y le incrustaran un discurso panfletario de resentimiento y odio, así esta
Medusa acabó convertida en carro de batalla en la demencial guerra que el
feminismo radical ha desatado contra todos y cada uno de los miembros del género
masculino.
Finalmente
invito a todos los artistas a que se mantengan independientes y no caigan en el
juego perverso de la corrección política, por un lado esto envenena el valor intrínseco de
sus obras y por otro lado condiciona y manipula la percepción que tendrá el publico de estas, sin embargo vivimos en tiempos
peligrosos ideológicamente hablando y cuando el objetivo es unificar el
pensamiento de las mayorías y forzar los niveles de la inteligencia hacia lo
inferior (en pro de la igualdad o cualquier otra bandera) para mantener a las ideas
y a la razón encarceladas en un estado de emocionalidad exaltado la apropiación
de piezas como la Medusa de Luciano Garbati resulta más que conveniente.
* Algunos artículos sobre los acontecimientos analizados:
© Copyright 14 de octubre 2018 Diego Villa Caballero, Desde las Hespérides Blog.
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