La discoteca: Los 30 años de Ten
Aniversario: Los 30 años de Ten (Pearl Jam)
Por Diego Villa C
Una noche del 2001 en
Bogotá, cuando era estudiante del último año de bachillerato, estaba escuchando
como de costumbre el programa Lecturas
Compartidas de la Radio Universidad Nacional,
la emisión de esa ocasión estaba destinada a la vida y obra de Guy de Maupassant. El presentador, como
era habitual, arrojaba datos biográficos que iban intercalados por fragmentos
de cuentos, cartas y notas del autor. Mientras terminaba de leer las últimas
líneas de un oscuro pasaje, recuerdo como un pequeño y delicado brote de
guitarras, que sonaban mas a campanillas, se abría paso a lo lejos y se
entremezclaba con lo leído; como si un sutil hilo de incienso abrazara a una
estatua estacionada entre los sepulcros. La voz de aquella canción que desperdigaba
dolores, suplicas, dudas y anhelos como si entonara mantras me resultó muy
familiar, pensé: “esta parece la voz de Jeremy”,
el éxito de Pearl Jam que escuché y vi incontables veces en MTV durante la década de los 90, me
pareció inverosímil que se tratara del mismo cantante o de la misma banda, aun
así grabé a fuego en mi memoria los breves minutos que sonó la canción y aún
hoy puedo recordar el momento fascinante de aquella noche como si fuera ayer.
Un par de años después, en una de las tantas visitas a las tiendas de música de
la 19 en el centro bogotano, me enteré para mi sorpresa, de que aquella
misteriosa canción se trataba de Release y
que efectivamente hacia parte de Ten
de Pearl Jam, su primer y más grande disco
según el consenso general de críticos y fanáticos.
Al comienzo de los años 90 una estela de
decadencia, desesperanza y apocalipsis (que ya habían sido prevista tímidamente
desde los años 80 y que hoy en tiempos de COVID podemos reconocer) parecía
cabalgar con fuerza por muchos rincones de la civilización, alcanzando su
máxima efervescencia al final de la década con el milenarismo religioso y el pánico
de índole tecnológica (el Y2K). El capitalismo, además, había demostrado sus capacidades superiores para
poder alimentar y dar abrigo a los cuerpos pero no a los espíritus ni a los corazones. En ese contexto,
de una legión de rockeros alternativos, apareció Pearl Jam y su álbum debut; repleto de letras con un tono descorazonador pero
también de un marcado acento espiritual que hablan de antihéroes modernos,
alienados y derrumbados por la desesperación, el abandono, la tristeza, los
dramas familiares y el frenesí que trae la violencia y el caos urbano, todo
esto realzado por la fervorosa voz de Eddie
Vedder. Su sonido, a pesar de ser nombrado grunge, no termina de encajar
del todo en él y siempre ha estado a medio camino entre la histeria ardiente de
Jimi Hendrix, las prodigiosas atmosferas
de grandiosidad de Led Zeppelin y la fuerza abrasiva de The Stooges. Aunque en un
principio Ten no tuvo un éxito
rotundo, para 1992 había superado en ventas a su contemporáneo, el icónico Nevermind
de Nirvana
y terminó lanzando tres sencillos que darían la vuelta al mundo: Alive,
Even
Flow y el archiconocido Jeremy; sin embargo, cuando alguien se acerca por primera vez al álbum,
puede darse cuenta de que es el tema Once
el que sirve de anzuelo para quedar prendado, al ser sin lugar a dudas la
canción más poderosa del disco.
Once es toda una revelación, comienza con
un aura de ensueño que se conecta con el track
oculto al final del disco Master/Slave,
pero aquel trance es abruptamente interrumpido por una violenta tormenta que inyecta
adrenalina en la sangre poniéndonos en estado de alerta. Es cautivante también
la ligera impronta oriental de su ritmo. Escucharla es como observar a un
dragón que se retuerce entre las nubes, listo para atacar; la letra es todavía
más amenazante, en ella la obsesiva introspección de un asesino es capaz de
arrebatarle la tranquilidad aún al individuo más templado. Mientras que en Even Flow la voz de Eddie y las
guitarras resplandecen como el relámpagos que nunca fallan en golpear a su
objetivo. La tercera canción Alive es
un tanto engañosa, su cadencia aligera la rabiosa tensión de sus predecesoras,
sin embargo la letra de acuerdo a Vedder habla de los orígenes turbulentos del
asesino que conocimos en Once.
En Why
Go dominan unos riffs y unas distorsiones que nos hacen evocar al convulso
sonido de Hendrix pero adaptado al estilo de Pearl Jam, nada más adecuado para
acompañar la historia de una joven a quien le es impuesto un falso diagnostico
de locura. La quinta canción Black con
sus aires de balada, logra traer el primer momento de verdadera dulzura y
recogimiento dentro del disco, y en donde la sensibilidad poética de Vedder
alcanza puntos remarcables, dejando nuestra piel expuesta y sin defensas para
la tragedia que sigue. Jeremy (posiblemente
el tema de la banda más conocido en el mundo) gravita entre la crónica, el
himno y la elegía; la historia de Jeremy tiene como asunto central el suicidio
usado como una amarga venganza personal y fue inspirada por dos historias
reales, una de ellas cercana al cantante quien rinde un sentido homenaje al
joven Jeremy que conoció y terminó con su propia vida. Luego tenemos la
elegancia y el brío de Oceans, una
canción de adoración al mar y a las olas (Vedder es un consumado surfista), aquí
podemos reconocer de inmediato la influencia y majestuosidad del estilo de Led
Zeppelin. La vena más punk de la
banda sale a relucir en Porch, aunque
es una pieza con una energía bastante controlada por lo que no se trata de una
canción punk per se. La apacible Garden trae a un hombre que al parecer está
próximo a ser ejecutado y que hace una profunda meditación en sus últimos
momentos. La décima
canción Deep, es posiblemente lo
menos impresionante del álbum y no es aventurado decir que se pueda tratar de
un tema de relleno; mientras que Release es
una gloriosa epifanía musical para la que no existen suficientes palabras que
le hagan justicia. Exactamente 30 años han pasado desde su lanzamiento y Ten continua siendo ese álbum desgarrador,
fibroso, altivo, imperioso y que no hace concesiones; que el mundo conoció en
agosto de 1991, siempre presto a saltar sobre quien lo escuche para devorarlo o
morir en el intento. Una obra maestra del rock que aún hoy palpita, con mucho que
replicar al conjunto de la sociedad respecto sus deseos y a las miserias que
esta se inflige a sí misma.
© Copyright texto de la reseña 27 de agosto 2021 Diego Villa Caballero.
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