Aniversario: Los 40 años del Phantasmagoria (The Damned)

Los 40 años del Phantasmagoria de The Damned.

Por Diego Villa Caballero

"And when the stars go out
The skies have turned to grey
(Turned to grey)
I'm gonna walk on out
(Into a brand new day) 
Into a brand new day
Into a brand new day
A brand new day" 

There'll Come a Day - The Damned.


Aunque me puedo considerar lo que llaman un melómano nunca he coleccionado vinilos, mi amor siempre ha estado del lado de los CD, sé que en estos tiempos post hípster y de nostalgia que mezcla lo arribista con lo esnob decir esto me expone a que algunos grandes coleccionistas y melómanos, de esos que son asiduos a La Roma Records y Asilo Bar me coloquen la etiqueta de poser, pero eso poco me interesa. Es más voy a confesar algo aún más poser: solo tengo dos vinilos y uno de ellos lo compré solo por su portada, sin saber nada de la banda que lo había creado. Sin embargo, permítanme hacer algo de memoria, era una tarde del año 2004 (o al menos de esas fechas tengo el recuerdo) cuando el impresionable y taciturno veinteañero que era yo en esos años daba uno de sus habituales paseos por la Avenida 19 en búsqueda de rarezas musicales. En esa ocasión me dirigí a una de las tiendas de discos de las que nadie habla, pero que a pesar de ello fue importante para los coleccionistas de música bogotanos entre la última década de los 90's y la primera de los 2000. 



Hablo de la hoy extinta Capilla Musical, un local pequeñísimo que de alguna manera inexplicable albergaba enormes cantidades de música y material audiovisual, a la Capilla la distinguían dos cosas: todo el stock era de segunda mano pero en condiciones y precios excepcionalmente buenos. No era la primera vez que visitaba la tienda pero en esa ocasión, antes de que me mostraran los lotes de CD, por algún extraño impulso se me ocurrió hacer lo que nunca hacía, mirar los vinilos localizados en la parte superior de la entrada. En medio de todas las portadas de colores estridentes una escena en blanco y negro rompía con la variopinta fila de imágenes. Era la imagen de una bella joven (Susie Bick esposa de Nick Cave) que bien podría ser una bruja, una vampiresa o un fantasma caminando en un camposanto invernal y sobre el imponente paisaje se abalanzaba un cielo manchado de nubes grisáceas y negras entre las que se abría una luz de la que en cualquier momento podían descender los jinetes del Apocalipsis, fue un golpe de belleza terrible (o eso que los filósofos llaman lo sublime) que me impactó intensamente. 


Se trataba del disco Phantasmagoria de The Damned, me olvidé por completo del propósito de la visita y le pedí a Manuel (el dueño de la Capilla) que bajara el vinilo, la portada era aún más impresionante de cerca, curiosamente aunque varias de mis bandas favoritas en aquel momento estaban relacionadas directa o indirectamente con The Damned, el nombre de la banda no me sonaba de nada. Manuel me dijo que lo iba a poner a sonar para que lo conociera, no se parecía a nada de lo que estaba escuchando en esa época, recuerdo pensar "La voz se parece un poco a la del man de Sisters of Mercy" pero eso fue todo. Para no hacerles esta parte del cuento más larga, basta con decir que me voló los sentidos con algo que no pensé que podía existir; una especie de rock gótico que era solemne pero también brioso, vivaz y ¿tal vez alegre? Mi mente esquemática e ignorante no digería ese concepto pero no importaba ya que mis pies, brazos y oídos ya habían tomado la decisión de llevármelo a casa. Cabe anotar que por aquellos tiempos no había comenzado la absurda inflación de precios de la que adolecen los vinilos hoy en día y realmente cualquiera con un ingreso modesto podía adquirirlos con relativa facilidad, así que no dudé en llevar el que sería mi primer vinilo. 


Este 15 de julio el álbum cumple 40 años de existencia, acerca de la banda se ha hablado bastante aunque del disco no tanto, y menos en español. Por eso aquí me tienen escribiendo gustoso estas palabras que espero aporten algo al aniversario de un disco tan cercano a mi corazón. Siempre he pensado que el caso de The Damned, respecto a la posición que ocupan en el mundo de la música, es uno que es paradójico y hasta cierto punto incomprensible; una banda que lanzó el primer sencillo punk del Reino Unido (1976), que tuvo el primer álbum punk del Reino Unido (1977) y que fue la primera banda de punk británico en realizar una gira por Estados Unidos, debería no solo ser conocida y reverenciada por todo rockero que se precie de ser conocedor de la historia del rock n' roll sino que además debería estar entronizada en los gloriosos lugares de popularidad que ocupan sus colegas The Clash y Sex Pistols; sin embargo con The Damned no se cumple ninguna de estas circunstancias. ¿Las razones? Entre ellas se han barajado la ausencia de la milagrosa y bien conectada mano de Malcolm McLaren, su constante compromiso con la sátira y la excentricidad del arte por el arte y no tanto al servicio de un contundente mensaje político, la falta de las controversias o escándalos que deleitan a los tabloides británicos, alineaciones fluctuantes y demasiada experimentación con diversos géneros durante su carrera. 


Realmente la razón poco importa, el hecho es que The Damned nunca estuvo destinada a ser una banda para las masas sino una banda de culto (lo que sea que signifique eso), aunque para mí son mucho más, son una banda que representa la alegría que trae el olvidar lo difícil que es la vida. Para el año 1985 ya se habían lanzado muchas de las joyas capitales que definieron la identidad del rock gótico; el Juju de SATB, el Pornography de The Cure, el Seduction de The Danse Society, el Catastrophe Ballet de Christian Death y lo que se puede considerar casi la totalidad del legado de Bauhaus, por nombrar solo algunos títulos, y este año habría quedado como una fecha que no marcaría un antes y un después en la historia del género, de no ser por los lanzamientos del First and Last and Always de The Sisters of Mercy y el Phantasmagoria. Este último no llegó a ser un nombre más dentro de aquella galería de sombríos portentos, con este nuevo disco bajo el brazo The Damned no se contentó con dejar un aporte que pasara desapercibido en un naciente género del rock, sino que dejo en firme su deseo de entregarse a la vanguardia y por mostrar una radical evolución hacia una nueva búsqueda artística que dejó perplejos a sus más leales seguidores.

Dave Vanian en 1985

Con la partida temporal del carismático guitarrista conocido como Captain Sensible a finales de 1984 el centro de gravedad de la banda ahora se condensaba casi exclusivamente en el cantante Dave Vanian, quien aparece ataviado de pies a cabeza con el glamour sobrenatural de un personaje aristocrático sacado de alguna película de la Hammer y quien si bien en anteriores trabajos de The Damned (The Black Album y Strawberries) ya exhibía una voz disciplinada con diferentes capas que lo hacía destacar por encima del cantante rock promedio, en Phantasmagoria nuestro vampírico cantante derrocha una maestría vocal que mezcla lo semi operático, lo etéreo, lo dramático, lo humorístico (sin caer en el patetismo o en el ridículo de lo kitsch) con la habitual frescura de sus días punk, y que es capaz de satisfacer al oído más exigente. El resultado es una voz redonda y de brillo pleno, cual luna llena que baña con su luz a este talismán sonoro que representa la cumbre del genio creativo de la banda. 



En el primer tema que abre el disco Street of Dreams tenemos sonidos del jazz, el new wave, la pompa del gótico y toques de guitarra flamenca, un coctel que cualquiera consideraría destinado al fracaso pero que aquí funciona espectacularmente bien y que muchas bandas quisieran lograr en la apertura de sus álbumes. Mientras que en la canción más poderosa del disco The Shadow of Love la banda nos lanza un spaghetti western con coros fantasmales, junto a una fuerza épica y tenebrosa provenientes del bajo y la guitarra. El sencillo tiene un video clip, que es una adaptación de la novela Carmilla de Sheridan LeFanu, en el que la banda está atrapada en una casa de muñecas mientras son acechados por una amenazante Susie Bick en el papel de Carmilla. La tremenda There'll Come a Day es una refinada actualización de sus raíces punk, aderezada con un préstamo que toman del rock "garajero" de los años 60's, más concretamente el riff inicial de la canción Dirty Ol' Man de The Electras. 


La melancolía que siempre llega al recordar el amor perdido es lo que tenemos en Sanctum Sanctorum, una balada gótica de piano en donde Vanian hace gala de su elegante voz de barítono, perfecta para deleitarnos con pasajes fúnebres pero a la vez románticos, de los que se ha comentado que están fuertemente inspirados por Bach y Wagner. La siguiente en la lista es la enérgica Is it a Dream, que entra como una ráfaga de viento frío pero delicioso, siempre que la escucho no falla en revitalizar el espíritu, el estelar solo de guitarra ejecutado por Roman Jugg es el clímax de la canción. En Grimly Fiendish, uno de los éxitos más aclamados de la banda, encontramos a The Damned en uno de sus momentos más cautivadoramente divertidos, aquí tenemos un típico ejemplo de opereta cómica inglesa (el equivalente británico a la zarzuela) pero mezclado con rock, que es muy disfrutable sobre todo después de haber visto el video clip. 




Hasta ahora todo es un absoluto triunfo, si hubieran cerrado aquí la cantidad del material no daría para considerar a Phantasmagoria un álbum completo, sino un mini álbum o EP y otra sería la historia, aunque me atrevo a decir que hubiera sido el EP mejor logrado de toda su carrera pero la realidad es otra y a continuación aparecen Edward the Bear, The Eighth Day y Trojans. Las dos primeras son canciones bien logradas y se sostienen por derecho propio pero en un trabajo como este se sienten fuera de lugar, y probablemente hubiera sido más conveniente guardarlas para nutrir su siguiente disco, el problemático Anything. Mientras que la última canción, la instrumental y progresiva Trojans, recupera bastante de la atmosfera surrealista y vanguardista que caracteriza a Phantasmagoria y es el cierre adecuado para un proyecto que se atreve a integrar de manera arriesgada tantos elementos complejos y dispares entre ellos. 

Phantasmagoria es un álbum que se ama o se odia; no hay puntos medios. En su momento, hizo fruncir el ceño a algunos de los fans más radicales, acostumbrados a una brusquedad que este disco ya no ofrecía. Sin embargo, al ser una obra más madura y pulida, atrajo a una nueva camada de seguidores que no solo apreciamos el aspecto filoso de la música, sino también aquello que apela a nuestra sensibilidad más íntima e incluso onírica. Su legado, no obstante, va mucho más allá: con sus atmósferas envolventes, anticipó lo que sería parte del sonido del rock alternativo y gótico de los años 90 a nivel mundial. Por otro lado, su estética visual (en particular la de Dave Vanian) dejó una huella profunda en la cultura popular, desde el personaje de Tilo Wolff, de Lacrimosa, hasta el mismísimo Sweeney Todd de Tim Burton.

© Copyright texto de la reseña 15 de julio de 2025 Diego Villa Caballero.   


Comentarios

Entradas populares