Reseña Musical: El arpa clásica de Alejandro Díaz.
Por Diego Villa Caballero
“Del salón en el ángulo
oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!”
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!”
Gustavo Adolfo Bécquer – Rima VII
“Sin música la vida sería un error”
es una de las frases de Nietzsche
que quedó grabada en mi cerebro desde muy joven, por su contundencia y
simpleza. ¿Quién puede negar la verdad que encierra? Es absolutamente
infrecuente conocer a un ser humano que no guste de la música, en mi vida solo
he conocido a uno y la consternación que me produjo aquella confesión fue tal
que me hizo no querer volver a relacionarme con esa persona. Sin música las
monstruosas y arbitrarias condiciones que nos impone la realidad nos serian tan
insoportables, que el suicidio dejaría de ser algo indeseable como tabú para
elevarse a la suprema categoría de mandato heroico y moral.
Por eso durante toda mi vida he
tratado de llenar la mayor cantidad de momentos posibles con música, tanto en
sus formas dionisiacas (rock, flamenco, folk etc.) como apolíneas (sacra, opera
o clásica) respecto a esta ultima quisiera hablar sobre el concierto del
arpista colombiano Alejandro Díaz* el
21 de febrero de 2019, que cual tuvo lugar en la sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango (Bogotá) y
que volverá a repetirse el próximo 21
de marzo en el municipio de Honda (Tolima), en el Auditorio Hernando Parra Casas, Cámara de Comercio.
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Alejandro Díaz. Foto: Catalina Giraldo. |
Entre los instrumentos de cuerda el
arpa es el más celestial y enigmático, además de ser uno de los más antiguos de
la humanidad, es de origen oriental (el Antiguo Egipto y Sumeria se disputan su
cuna) como lo son muchos de los objetos de antigüedad ancestral, en un
principio tuvo 7 cuerdas pero llegó a las 35 y a nivel simbólico su sonido
representa la armonía existente entre todos los elementos del universo (la música de las esferas de Pitágoras). En La Biblia
aparece asociada especialmente al Rey David, en los mitos celtas el dios Dagda
tiene como atributo principal el arpa con la cual gobernaba todos los ritmos de
la naturaleza y entre los pueblos nórdicos (según los Eddas) sus cuerdas representan la escalera que lleva a Asgard (el reino
de los dioses), en Tristán e Isolda su
presencia se destaca numerosas veces y también es uno de los símbolos por
excelencia del Romanticismo, C.G Carus
engalanó la tumba del Goethe con un
arpa en su pintura Monumento de Goethe.
Sin embargo a pesar la importancia
que tendría en la cultura europea, en la Creta minoica y en las posteriores
etapas de la Antigua Grecia, su hermana la lira fue la que tuvo un protagonismo
mayor y aquí es pertinente recordar los mitos de la lira y Orfeo. La lira fue
construida a partir de un caparazón de tortuga por el ingenioso dios Hermes quien gustaba de improvisar con ella
aunque para enmendar un agravio cometido se la obsequió
a Apolo, dios de las artes y la poesía, quien pudo extraer de ella sus
mejores sonidos. Apolo al contemplar las maravillosas posibilidades del
instrumento decidió regalárselo a su talentoso hijo Orfeo para que llevara
momentos de paz y sosiego al mundo de los humanos y así les hiciera su existencia
mortal más agradable y llevadera.
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Orfeo en el Hades "(Orphée)" - Pierre Amédée Marcel-Béronneau, 1897. |
Orfeo se convirtió en el músico más
famoso de la antigüedad, todas las criaturas del mundo enmudecían para
escuchar su lira y en la historia de Los
Argonautas están consignadas sus hazañas que aunque podrían considerase épicas
no eran relativas al uso de la fuerza sino al prodigio de su talento musical;
se dice que calmó las tempestuosas aguas para facilitar el viaje de la nave de Jasón
y sus compañeros, que en un duelo musical venció al portentoso pero peligroso
canto de las sirenas y que incluso en otro episodio fue capaz de aplacar con su destreza el duro
corazón de los dioses del inframundo para recibir el favor de recuperar a su
amada Eurídice. Existen diversas hipótesis para la etimología de su nombre,
no obstante la versión del místico y filósofo Édouard Shuré es
la que considero más apropiada para presentar aquí: el nombre Orfeo sería de
origen fenicio y es Arpha (de
asombrosa similitud con la palabra arpa) que proviene de las partículas aur = luz y rophae = curación y que traduce aquel
que cura a través de la luz. Y justamente a una experiencia de curación
espiritual fue a lo que nosotros, los asistentes, pudimos acceder en el concierto del
Alejandro Díaz.
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Sala de conciertos Biblioteca Luis Ángel Arango, 21 de febrero 2019. |
Alejandro sin dudas es una de las
grandes promesas del arpa clásica colombiana y en esta ocasión nos regaló su
pasión y dominio sobre el instrumento, lo que refleja su indiscutible consagración a él.
El concierto, luminoso en todo momento, alternó entre momentos de recogimiento emocional
con La source Op. 44 - Hasselmans e
instantes de un júbilo arrebatador con La
sonata en do menor Op. 2 - Sophia Dussek. Alejandro volvió el escenario un
templo, como lo haría Orfeo milenios atrás con la instauración de sus misterios.
Fue un invocador de los espíritus más hipnóticos y dulces que guarda la robusta
arpa, para hacernos atravesar múltiples dimensiones de percepción y así quedar
extasiados como si ante nosotros se revelaran algunos de los secretos más
entrañables del corazón del universo.
Programa:
A.
HASSELMANS: La
source, Op. 44.
J. L. DUSSEK: Sonatina
en fa mayor No. 3, C. 90 de Seis sonatinas para piano, Op. 19.
S. DUSSEK: Sonata
en do menor de Tres
sonatas para arpa, Op. 2.
C. PRIETO MÉNDEZ:
Preludio, Autre Chose (la même chose).
E. SCHUËCKER: Romance
de Piezas
fáciles para arpa, Op. 19.
C. SAINT-SAËNS: Fantasía
para arpa, Op. 95.
M. NASI LIGNAROLO: Toccata
No. 3.
M. LUCIEN GRANDJANY: Automne.
B. ANDRÈS: Pistacho
de Épices
pour harpe.
* Alejandro Díaz, inicia estudios
musicales en el 2012 en el programa infantil y juvenil de la Universidad
Javeriana, donde ha sido solista destacado. Ha participado de cátedras
internacionales con maestros de Francia, Venezuela, Perú y Colombia. Fue
finalista del concurso para solistas con la Orquesta Sinfónica de la
Universidad Javeriana y obtuvo el segundo lugar en el México International Harp
Competition Festival en 2017. Actualmente hace parte de la Orquesta Filarmónica
Prejuvenil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.
© Copyright 06 de marzo 2019 Diego Villa Caballero, Desde las Hespérides Blog.
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