La discoteca: Los 40 años de Kaleidoscope.

“Desert kisses in the sand

engulfing joints, engulfing land

tidal fingers cling to rocks

a deadly grip, a deadly lock”.

Desert Kisses (fragmento) – Kaleidoscope.


Por Diego Villa Caballero.

Kaleidoscope lanzado en agosto de 1980, es el tercer álbum de una de las bandas de rock más representativas de los años 80 Siouxsie and The Banshees, capitaneada en tándem por los londinenses Susan Dallion (ver entrada) mejor conocida como Siouxsie (1957) y Steve Severin (1955). Los Banshees, como se les conoce en el mundo hispano, es uno de esos grupos cuyo éxito no puede ser medido por sus ventas o por su circulación en los medios masivos; sino por los riesgos estéticos que asumió y por la influencia que tuvo en otros músicos que hoy en día ya son figuras consagradas del rock. El entusiasmo de aquel par de jóvenes miembros del Contingente Bromley por hacer música, produjo más de una docena de lanzamientos de forma ininterrumpida desde 1976 hasta 1995, año en el que la banda lanza su último disco de estudio y un año después decide que ya había llegado la hora de partir con dignidad. Durante su carrera se movieron en una paleta sonora muy diversa que abarcó el punk más crudo, el new wave, el dance, el vaudeville, los sonidos orientales y vanguardistas, el pop y el rock gótico; este último sería el estilo con el que quedarían grabados en la memoria colectiva del publico rockero.  

Imagen tomada de Fogzax Youtube channel. 

Sin embargo antes de hablar del álbum que nos ocupa es necesario traer del recuerdo algunos eventos; después del feroz y sorprendente inicio que tuvieron con su primer álbum The Scream, llegó un segundo trabajo bastante alejado en calidad de su predecesor, el desabrido Join Hands, esto colocaba a la banda en un lugar muy peligroso y su siguiente apuesta bien podía sepultarlos o catapultarlos hacia las cimas de la escena rockera británica y con Kaleidoscope ocurrió lo último. Antes de embarcarse en su tercer proyecto, Siouxsie y Steve despidieron a sus acompañantes John McKay (guitarra) y a Kenny Morris (batería) e incorporaron a los dos miembros más fuertes que la banda tendría en toda su historia (aún por encima de la estelar y fugaz incorporación de Robert Smith años después); se trataban de Jhon McGeoch uno de los guitarristas mas virtuosos y respetados que ha tenido la historia del rock y el baterista “Budgie” (futuro esposo de Siouxsie y tercer pilar del grupo), quien en Kaleidoscope no tuvo su oportunidad de brillar al máximo como lo haría después en el álbum Juju y en el concierto Nocturne, aparte como guitarrista invitado tuvieron a Steve Jones, miembro fundador de Sex Pistols.


Aunque Kaleidoscope está lejos de la complejidad y la supremacía sombría de Juju, del imperioso impulso experimental de A Kiss In The Dreamhouse, de las magnéticas ensoñaciones de Hyaena, de la delicada exuberancia de Tinderbox o de la sofisticación y madurez conceptual de Peepshow; este es un trabajo que marca un antes y un después no solo en la carrera de la banda sino en la definición general de los géneros punk, post-punk y goth. En otras palabras, es un álbum icónico de transición sin el cual es imposible entender la orgánica línea de evolución que tuvo el punk hacia el post-punk y este a su vez hacia lo que generaciones venideras en los años 90 y el siglo XXI conocerían mundialmente como rock gótico. 


Sumado a lo anterior el álbum por sí mismo tiene cualidades que lo hacen merecedor de atención, no por nada alcanzó el número 5 en el chart británico de ese año y es aquí donde es conveniente recordar que por esas mismas fechas apareció otro álbum determinante no solo en la transición de géneros mencionada sino en toda la historia del rock, Closer de Joy Division (ver entrada). Un disco en el que todo es bruma, luto y elegía; y que en comparación Kaleidoscope parece ser casi su contracara o gemelo opuesto. Si bien aquí Los Banshees también revelan sentimientos de letargo y ansiedad, hay además una gran fuerza de la que emana ironía, vértigo, hipnotismo, seducción y un hambre vital, por lo que al menos en este sentido resulta más completo que la última obra de Joy Division.    


El disco abre con uno de los temas más conocidos del grupo, Happy House, una delirante pieza de pop oscuro en donde una sonrisa es solo la máscara que oculta los más perturbadores secretos del estado de la mente. En la sigilosa Tenant, Siouxsie muestra por primera vez un control vocal con el que logra atravesar con éxito los diferentes velos y notas de la canción. Mientras que en Trophy John McGeoch despliega una consistencia y solidez guitarrera que manifiesta la enorme convicción de este por marcar su territorio como músico. Hybrid, la canción de impronta post-punk más marcada, no es la mejor oportunidad para que Siouxsie demuestre sus recién pulidas habilidades mientras que por su parte el saxofón incidental se roba el show. Clockface más que una canción en el sentido estricto de la palabra, es más el coro de un himno punk que parece servir como un vibrante entrenamiento vocal para Siouxsie.    


En Lunar Camel, un lánguido sintetizador que emite tonos orientalistas de poca intensidad le roba vitalidad a la canción cuya mayor fortaleza es una letra bastante creativa y plagada de un bello simbolismo nocturno. Christine, un clásico de los 80 basado en la historia de Chris Costner Sizemore, comienza con una contundente raspadura de guitarra de McGeoch que es recibida al instante por el persistente bajo de Severin, mientras se va abriendo una psicodelia vertiginosa y amenazante que va a la par con el sensual canto de Siouxsie, se presenta de nuevo el tema de la inestabilidad psicológica y los desórdenes de personalidad. 

Siouxsie en vivo Kaleidoscope (1980)


Un segundo intento de orientalismo aparece con mayor éxito en Desert Kisses, aquí la cantante comienza a tomarse en serio su papel de tentadora mortífera, dando sus primeros pasos en el dominio del arte del canto de sirena en el que posteriormente sería una maestra rotunda. La pulsante Red Light, heredera de la influencia de Kraftwerk, nos muestra cómo la vida y la lujuria brillan en sus colores distintivos rojo, blanco y negro. Paradise Place es un buen final rocanrolero para el álbum mientras que Skin resulta revitalizante y enérgica pero por momentos también caótica y desordenada. En la versión remasterizada del disco de 2006 se incluye otro de los éxitos de mayor recordación del grupo, Israel un tipo de letanía de tono semi-místico y de contenido políticamente controversial en la que finalmente Budgie puede hacer gala de su talento como baterista.

Video Clip de Red Light.

Kaleidoscope, como su mismo nombre lo indica es un cristal sonoro de múltiples formas y colores que aunque cuarenta años después, puede sonar mucho más vintage que otros trabajos de su tiempo, su valor reside en primer lugar; en la valentía de Los Banshees para tomar una decisión arriesgada con el objetivo de sobrevivir como proyecto musical y en segundo lugar como he mencionado antes, en ser el álbum puente más emblemático de la transformación que tuvo uno de los más grandes géneros del rock, el punk. A partir de aquí la banda tendría una carrera longeva e interesante no desprovista de altibajos y con una influencia rastreable y pronunciada que penetró en toda la escena rockera tanto mainstream como underground a nivel internacional.   

 © Copyright texto de la reseña 14 de agosto 2020 Diego Villa Caballero, Desde las Hespérides Blog. 

   *Imágenes de Pinterest y Turntable Lab

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